tag:blogger.com,1999:blog-43035830523733503972024-03-08T09:03:46.524-08:00poesía y traducciónAntonio Abellánhttp://www.blogger.com/profile/02574541211453666007noreply@blogger.comBlogger5125tag:blogger.com,1999:blog-4303583052373350397.post-396272117811593232013-01-19T12:07:00.000-08:002013-01-23T08:11:44.556-08:00ENRIQUE IV, de William ShakespeareTraduzco para leer... y para escribir. Hace algún tiempo tuve una fiebre sespiriana y traduje de un tirón <i>Macbeth, Hamlet, Otelo, Julio César </i>(me ha salido un endecasílabo involuntario) y <i>Rey Lear</i>. Cuando estaba a la mitad de <i>Antonio y Cleopatra</i>, la fiebre desapareció. Han pasado algunos años y cada vez que he intentado acabar la traducción de esta última, he tenido que renunciar a ello. Mi propósito entonces era traducir las doce tragedias de Shakespeare. Un proyecto demasiado ambicioso para alguien indolente. Recientemente, una lectura de Harold Bloom sobre el personaje Falstaff me ha impulsado a traducir <i>Enrique IV </i>y en ello estoy.<br />
<br />
Con todos los respetos a la ingente y merioria labor de D. Luis Astrana Marín, creo que a Shakespeare hay que traducirlo en verso cuando escribe en verso; porque el teatro es un arte oral, aunque pueda leerse como hacía san Anselmo. Traigo aquí el monólogo de Hotspur del acto I, escena III, una buena muestra de las mejores virtudes de Shakespeare al caracterizar un personaje. Hotspur es un guerrero victorioso que ha provocado la cólera del rey al negarle a su enviado la entrega de los prisioneros hechos en la batalla. Su disculpa lo retrata. <br />
<br />
HOTSPUR<br />
Señor, yo no negué los prisioneros,<br />
pero recuerdo que, al cesar la lucha,<br />
sediento yo por el esfuerzo extremo,<br />
apoyado en mi espada y sin aliento,<br />
llegó cierto señor, limpio, atildado,<br />
tan fresco como un novio, y su barbilla<br />
como un rastrojo en tiempo de cosecha.<br />
Iba, como un mercero, perfumado,<br />
y entre índice y pulgar entretenía<br />
una cajita, que de vez en cuando,<br />
llevaba a su nariz y la alejaba,<br />
sin alterar su charla y su sonrisa.<br />
Y, como los soldados trasladaban<br />
los cuerpos muertos cerca, los llamaba<br />
pícaros ignorantes sin maneras,<br />
por traer entre el viento y su nobleza<br />
un sucio y feo cadáver. <br />
Abundante en remilgos y lindezas, <br />
me estuvo interrogando, y entre el resto,<br />
pidió mis prisioneros en el nombre<br />
de vuestra majestad. Yo, que sufría<br />
mis heridas que entonces se enfriaban, <br />
molesto por la cháchara del loro<br />
a causa del dolor y la impaciencia,<br />
respondí negligente no sé cómo<br />
que los tendría o no; me enloquecía<br />
verlo brillar tan fresco, oler tan dulce<br />
y hablar como una dama de la reina<br />
de armas de fuego, heridas y tambores.<br />
¡Cielo santo! Y decir que el gran remedio<br />
para una herida interna era el esperma<br />
de cachalote, y que era una gran lástima,<br />
lo dijo así, que ese salitre inmundo<br />
que tantos buenos mozos destruía,<br />
tuviera que excavarse en las entrañas<br />
de la inocente tierra, y si no fuera<br />
por tal vileza, él se haría soldado.<br />
A esta charla incoherente y sin sentido<br />
respondí, como dije, poco atento;<br />
y os suplico, señor, no permitáis<br />
que su informe se cruce entre mi afecto<br />
y vuestra majestad.<br />
Antonio Abellánhttp://www.blogger.com/profile/02574541211453666007noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4303583052373350397.post-81474831705976876642012-09-25T08:13:00.000-07:002012-09-25T08:13:37.566-07:00BEATUS ILLE, de HoracioHoracio es, con Virgilio, el fundamento de toda la poesía occidental. John Dryden, que lo tradujo, lo llamó “esclavo de corte bien educado”. Es cierto que elogió a Octavio Augusto, aunque hay que reconocer que éste hizo bastante para merecerlo. Horacio luchó contra él en Filipos, junto a Bruto, por lo que le expropiaron sus tierras. En todo caso, Dryden, que desfiló con Milton ante el cadáver de Cromwell y escribió después un panegírico al rey en su coronación, no tiene mucho crédito en esta materia. También sabemos por el mismo Horacio (<i>relicta non bene parmula</i>) que abandonó su escudo en la retirada de Filipos, pero parece sospechoso que dos de sus poetas favoritos, Alceo y Arquíloco, hubieran hecho lo mismo en su día. Incluso se dice que lo hizo Anacreonte. ¿No sería una fórmula para confesar la derrota? <br /><br /> <i>Beatus ille</i> es el segundo de los Épodos de Horacio y da lugar al tópico de la vida retirada, cuya más alta expresión poética en castellano logró fray Luis de León. El poema está compuesto por versos alternados de seis y cuatro yambos (el yambo es un pie de dos sílabas, una breve y otra larga). Lo he traducido alternando endecasílabos y heptasílabos.<br /><br /> El épodo era una forma poética griega de carácter acusatorio, incluso soez, que había practicado con mordacidad Arquíloco. Horacio la suaviza, pero no la deforma. Después de sesenta y seis versos de menosprecio de corte y alabanza de aldea, en los cuatro versos finales justifica el épodo.<br /><br /> Cuando Horacio escribió el <i>Beatus ille</i> ya había recibido de Mecenas como regalo su finca de la Sabina, que tan feliz le hizo. <br />
<br />
<br />
“Feliz aquel que, ajeno a los negocios, <br />como los primitivos,<br />labra tierra paterna con sus bueyes<br />libre de toda usura; <br />que no oye el agrio son de la corneta,<br />ni teme el mar airado,<br />y evita el Foro y las soberbias puertas<br />de los más poderosos;<br />y los largos sarmientos de las vides<br />une a los altos álamos,<br />o contempla de lejos su vacada <br />en un valle apartado;<br />y, las ramas inútiles podando,<br />injerta otras más fértiles,<br />o guarda espesa miel en limpias ánforas,<br />o esquila sus ovejas.<br />O, cuando Otoño adorna su cabeza <br />de fruta sazonada,<br />cómo goza coger peras de injerto<br />y las uvas de púrpura,<br />que a ti, Príapo, da y a ti, Silvano,<br />que cuidas de las lindes.<br />Grato es yacer bajo una vieja encina <br />o sobre espeso prado.<br />Mientras, fluye el arroyo por su cauce, <br />trina el ave en el bosque <br />y hay un rumor de fuentes manantiales<br />que invita a sueños leves.<br />Pero, en invierno, cuando Jove envía <br />lluvias y nieves juntas,<br />acosa al jabalí con su jauría<br />a las abiertas trampas, <br />o extiende redes ralas con un palo,<br />engaños para tordos,<br />y la liebre y la grulla coge a lazo,<br />presas muy agradables.<br />Ante estos goces, ¿quién no olvidaría<br />las penas que Amor trae? <br />Mas si una mujer fiel cuida en su parte<br />de la casa y los hijos, <br />como una de Sabina o bien de Apulia<br />por soles abrasada,<br />apila en el lar sacro leña seca<br />para su hombre cansado,<br />y, llevando al redil la grey alegre,<br />ordeña las ovejas,<br />y saca del barril vino del año<br />e improvisa una cena,<br />no me placieran más ostras lucrinas,<br />o escaro o rodaballo,<br />si el invierno en las olas orientales<br />en este mar los vierte.<br />Ni ave africana, ni faisán de Jonia<br />descienden en mi vientre<br />con más gusto que olivas escogidas<br />en las ramas del árbol,<br />o la acedera, amante de los prados,<br />y las salubres malvas,<br />o un cabrito salvado de los lobos,<br />o un cordero en las fiestas.<br />En la mesa, qué bien ver las ovejas<br />recogerse de prisa, <br />ver los bueyes exhaustos arrastrando <br />la reja, el cuello flojo,<br />ver esclavos nacidos en la casa<br />en torno de los lares.”<br /><br />Esto enunciado, el usurero Alfio,<br />campesino futuro,<br />cobró en los Idus todo su dinero<br />y lo presta en Calendas.<br />Antonio Abellánhttp://www.blogger.com/profile/02574541211453666007noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4303583052373350397.post-90317863523147881972011-04-28T11:04:00.000-07:002011-04-30T08:13:29.524-07:00LOS RECUERDOS, de Giacomo Leopardi<span lang="ES-MODERN"><span style="font-size: large;">Giacomo Leopardi (1798-1837) escribe <i>Le ricordanze, </i>su poema más autobiográfico, en Recanati, su "salvaje burgo natal", en el verano de 1829. Había vuelto a él en el otoño anterior por la muerte de su hermano Luigi, ocurrida en el mes de mayo, ya que su familia "no espera otro consuelo que mi regreso". <br />
<br />
En diciembre escribe a un amigo: "La estancia en Recanati ciertamente no me agrada, y mi salud la padece bastante; pero mi padre no tiene el poder o la voluntad de mantenerme fuera de casa; hago cuenta que mi vida se haya acabado". El día final de 1828 escribe a unas amigas: "En cuanto a Recanati, os respondo que partiré, escaparé, huiré de aquí tan pronto como pueda; pero ¿cuándo podré? […] Entretanto, estad seguras de que mi intención no es permanecer aquí, donde no veo a otros que los míos de casa, y donde moriría de rabia, de aburrimiento y de melancolía, si se muriera de estos males". <br />
<br />
Esto escribe a otros. Para sí escribe en el <i>Zibaldone </i>(batiburrillo), un cuaderno comenzado a los diecinueve años, en el que acumula reflexiones, esbozos, apuntes, etc. El 2 de enero de 1829 anota: "Mi filosofía culpa de todo a la naturaleza y, disculpando a los hombres totalmente, dirige su odio, o si no el lamento, a principio más alto, al origen verdadero de los males de los vivientes etc. etc. (<i>sic</i>)".<br />
<br />
En mayo continúa la lamentación epistolar: "la mala salud y la tristeza de esta horrenda estancia han acabado conmigo". Y en septiembre, en los días en que está escribiendo <i>Le ricordanze</i>: "Condenado por falta de medios a esta horrible y detestada residencia, y muerto ya a todo goce y toda esperanza, sólo vivo para partir, y sólo invoco el reposo del sepulcro".<br />
<br />
¿Qué provoca toda esta desesperación? Hay que decir rápidamente que el mayor poeta romántico de Italia es un pobre jorobado de apenas un metro cuarenta de estatura que no ha conocido el amor ni lo conocerá hasta su muerte unos días antes de cumplir los 39 años. Él atribuye su desdicha física a los años de estudio "desesperado" durante su infancia y adolescencia en la formidable biblioteca de su padre, el conde Monaldo Leopardi. La medicina moderna habla de tuberculosis vertebral.<br />
<br />
Leopardi trató de escapar de Recanati al alcanzar la mayoría de edad (21 años), pero fue descubierto y reintegrado a la casa familiar. Antes de este intento sólo había salido del pueblo una vez, con permiso del padre y acompañado por un erudito amigo, para visitar la capital de la provincia, Macerata. Tenía 20 años. "Hasta ese día nunca, literalmente nunca había estado una hora fuera de mi vista y de la madre", escribe el padre a un amigo.<br />
<br />
En noviembre de 1822 viaja por fin a Roma acompañado de dos tíos y una tía maternos y permanece cinco meses en el palacio familiar Antici-Mattei. Luego vuelve a Recanati por dos años.<br />
<br />
Desde julio de 1825 a noviembre de 1828 vive en Milán, Bolonia, Florencia, Pisa y otra vez Florencia, con una sola estancia en Recanati desde noviembre de 1826 a abril de 1827.<br />
<br />
Ésta en la que escribe <i>Le ricordanze</i> será su última visita al pueblo odiado. Partirá el 29 de abril de 1830. No volverá a ver a sus padres. Los siete años que le quedan de vida serían los de su amistad fraternal con Antonio Ranieri. Filial la llamaría éste.<br />
<br />
Meses antes de escribir el poema, Leopardi anota en el <i>Zibaldone</i>: "Un objeto cualquiera, p. e., un lugar, un sitio, un paisaje, por bello que sea, si no despierta ningún recuerdo, no es poético al verlo. El mismo, y también un sitio, un objeto cualquiera, absolutamente impoético en sí, será poetiquísimo al recordarlo. El recuerdo es esencial y principal en el sentimiento poético, no por otra cosa, sino porque el presente, cualquiera que sea, no puede ser poético, y lo poético, de uno u otro modo, se encuentra siempre que consiste en lo lejano, en lo indefinido, en lo vago".<br />
<br />
Después de leer esto, ¿quién traduciría <i>vaghe stelle dell’Orsa </i>por "bellas estrellas de la Osa", una acepción del término italiano <i>vago</i> que no existe en su homónimo español? Las estrellas son lejanas, indefinidas, vagas.<br />
<span lang="ES-MODERN"></span></span></span><br />
<div align="center"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div align="center"><span style="font-size: large;">Los recuerdos (1829)</span></div><div align="center"><span style="font-size: large;"></span></div><span style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span style="font-size: large;">Vagas estrellas de la Osa, nunca </span><br />
<span style="font-size: large;">creí volver al hábito de veros</span><br />
<span style="font-size: large;">en el jardín paterno relucientes,</span><br />
<span style="font-size: large;">y platicaros desde las ventanas</span><br />
<span style="font-size: large;">de este casón donde viví muchacho,</span><br />
<span style="font-size: large;">y vi el final de toda mi alegría.</span><br />
<span style="font-size: large;">¡Cuánta imagen y cuánta fantasía</span><br />
<span style="font-size: large;">creó en mi mente un tiempo vuestra vista</span><br />
<span style="font-size: large;">y de las luces compañeras vuestras!</span><br />
<span style="font-size: large;">¡Cuando, callado, echado en verde hierba</span><br />
<span style="font-size: large;">me pasaba gran parte de las noches</span><br />
<span style="font-size: large;">mirando el cielo y escuchando el canto</span><br />
<span style="font-size: large;">de la rana remota en la campiña!</span><br />
<span style="font-size: large;">La luciérnaga erraba entre los setos</span><br />
<span style="font-size: large;">y los parterres, susurrando al viento</span><br />
<span style="font-size: large;">los fragantes senderos y cipreses</span><br />
<span style="font-size: large;">allá en el bosque; bajo el patrio techo</span><br />
<span style="font-size: large;">oía las voces y el quehacer tranquilo </span><br />
<span style="font-size: large;">de los criados! ¡Qué grandes pensamientos,</span><br />
<span style="font-size: large;">qué dulces sueños me inspiró la vista</span><br />
<span style="font-size: large;">de esos lejano mar y azules montes</span><br />
<span style="font-size: large;">que desde aquí descubro y que pensaba</span><br />
<span style="font-size: large;">cruzar un día, arcano mundo, arcana</span><br />
<span style="font-size: large;">felicidad fingiendo al vivir mío,</span><br />
<span style="font-size: large;">ignaro de mi sino, y cuántas veces</span><br />
<span style="font-size: large;">esta vida desnuda y dolorosa</span><br />
<span style="font-size: large;">habría cambiado a gusto por la muerte!</span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span style="font-size: large;">Ni el corazón me dijo que sería</span><br />
<span style="font-size: large;">condenado a agotar la edad lozana</span><br />
<span style="font-size: large;">en este pueblo en que nací, salvaje,</span><br />
<span style="font-size: large;">entre una gente vil, grosera, ajena </span><br />
<span style="font-size: large;">a doctrina y saber, nombres extraños,</span><br />
<span style="font-size: large;">causa de risa y diversión frecuente;</span><br />
<span style="font-size: large;">que me odia y huye, no porque me envidie,</span><br />
<span style="font-size: large;">que no me ve más que ellos, pero estima</span><br />
<span style="font-size: large;">que yo lo crea así, aunque de fuera</span><br />
<span style="font-size: large;">no di jamás a nadie muestra de ello.</span><br />
<span style="font-size: large;">Aquí paso los años, solo, oculto,</span><br />
<span style="font-size: large;">sin vida, sin amor; y, agrio a la fuerza,</span><br />
<span style="font-size: large;">en el tropel de los malignos entro:</span><br />
<span style="font-size: large;">de piedad me despojo y de virtudes,</span><br />
<span style="font-size: large;">y me entrego al desprecio de los hombres</span><br />
<span style="font-size: large;">por la grey que conozco: y vuela en tanto</span><br />
<span style="font-size: large;">el caro tiempo juvenil; más caro</span><br />
<span style="font-size: large;">que la fama, el laurel, más que la pura</span><br />
<span style="font-size: large;">luz del día, y el hálito; te pierdo</span><br />
<span style="font-size: large;">sin un deleite, inútilmente, en esta</span><br />
<span style="font-size: large;">inhumana estadía, entre ansiedades,</span><br />
<span style="font-size: large;">oh de la árida vida única rosa.</span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span style="font-size: large;">Viene el viento trayendo el son de la hora</span><br />
<span style="font-size: large;">de la torre del pueblo. Era consuelo</span><br />
<span style="font-size: large;">este son, me recuerda aquellas noches</span><br />
<span style="font-size: large;">cuando muchacho, a oscuras en la estancia,</span><br />
<span style="font-size: large;">por asiduos terrores yo velaba,</span><br />
<span style="font-size: large;">ansiando el alba. Aquí no existe cosa </span><br />
<span style="font-size: large;">que vea u oiga, de la cual no surja</span><br />
<span style="font-size: large;">alguna imagen o recuerdo dulce.</span><br />
<span style="font-size: large;">Dulce por sí; mas con dolor penetra</span><br />
<span style="font-size: large;">el pensar del presente un deseo vano</span><br />
<span style="font-size: large;">del pasado, triste aún: decir he sido.</span><br />
<span style="font-size: large;">Esa terraza vuelta a los extremos</span><br />
<span style="font-size: large;">rayos del día; estos pintados muros,</span><br />
<span style="font-size: large;">esos rebaños y ese sol que nace</span><br />
<span style="font-size: large;">sobre un campo fingido, al ocio mío</span><br />
<span style="font-size: large;">dieron mil goces, mientras me acosaba</span><br />
<span style="font-size: large;">mi poderoso error, donde yo fuera,</span><br />
<span style="font-size: large;">hablando siempre. En estas viejas salas,</span><br />
<span style="font-size: large;">al claror de la nieves, con el viento</span><br />
<span style="font-size: large;">silbando alrededor de estas ventanas,</span><br />
<span style="font-size: large;">retumbaron mis juegos y mis voces</span><br />
<span style="font-size: large;">festivas en el tiempo en que el misterio</span><br />
<span style="font-size: large;">agrio y ruin de las cosas se nos muestra</span><br />
<span style="font-size: large;">repleto de dulzura; y el chiquillo,</span><br />
<span style="font-size: large;">aun intacta su vida engañadora, </span><br />
<span style="font-size: large;">como inexperto amante la embellece,</span><br />
<span style="font-size: large;">y celeste beldad fingiendo admira.</span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span style="font-size: large;">¡Oh esperanzas, amenas imposturas</span><br />
<span style="font-size: large;">de mi primera edad! Siempre regreso</span><br />
<span style="font-size: large;">a vosotras hablando; que aunque el tiempo</span><br />
<span style="font-size: large;">pase y cambien afectos e intenciones,</span><br />
<span style="font-size: large;">no sé olvidaros. Son fantasmas, creo,</span><br />
<span style="font-size: large;">la gloria y el honor; dichas y bienes,</span><br />
<span style="font-size: large;">mero deseo; la vida no da fruto,</span><br />
<span style="font-size: large;">miseria inútil. Y si bien vacíos</span><br />
<span style="font-size: large;">son mis años, si bien desierto, oscuro,</span><br />
<span style="font-size: large;">es mi estado mortal, poco me quita</span><br />
<span style="font-size: large;">la fortuna, bien veo. Pero a veces</span><br />
<span style="font-size: large;">pienso en vosotras, esperanzas mías,</span><br />
<span style="font-size: large;">y en aquel caro imaginar primero;</span><br />
<span style="font-size: large;">por ello veo mi vida tan innoble</span><br />
<span style="font-size: large;">y tan doliente, que la muerte es hoy</span><br />
<span style="font-size: large;">lo que me queda de esperanza tanta;</span><br />
<span style="font-size: large;">siento cerrarse el corazón, que nunca</span><br />
<span style="font-size: large;">consolarme sabré de mi destino.</span><br />
<span style="font-size: large;">Y cuando incluso esta invocada muerte</span><br />
<span style="font-size: large;">esté a mi lado y el final cercano</span><br />
<span style="font-size: large;">de mi infortunio, cuando ya la tierra</span><br />
<span style="font-size: large;">me sea un valle extranjero, y de mi vista</span><br />
<span style="font-size: large;">huya el futuro, de vosotras cierto</span><br />
<span style="font-size: large;">me acordaré; y todavía esa imagen</span><br />
<span style="font-size: large;">me traerá algún suspiro, me hará amargo</span><br />
<span style="font-size: large;">haber vivido en vano, y la dulzura</span><br />
<span style="font-size: large;">del día fatal matizará de pena.</span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span style="font-size: large;">Ya en el primero y juvenil tumulto</span><br />
<span style="font-size: large;">de alegrías, angustias y deseo</span><br />
<span style="font-size: large;">llamé a la muerte a veces; largamente</span><br />
<span style="font-size: large;">me senté allí en la fuente meditando</span><br />
<span style="font-size: large;">en cesar en sus aguas mi esperanza</span><br />
<span style="font-size: large;">y mi dolor. Después, por mal oculto</span><br />
<span style="font-size: large;">y repentino al borde de la muerte,</span><br />
<span style="font-size: large;">lloré la bella juventud, la rosa</span><br />
<span style="font-size: large;">de mis míseros días, que tan pronto</span><br />
<span style="font-size: large;">caía; y con frecuencia a horas tardías,</span><br />
<span style="font-size: large;">en el lecho sentado, con dolores</span><br />
<span style="font-size: large;">a la luz de una vela poetizando,</span><br />
<span style="font-size: large;">lamenté con la noche y el silencio</span><br />
<span style="font-size: large;">el fugitivo espíritu y, sin fuerzas,</span><br />
<span style="font-size: large;">a mí mismo canté fúnebre canto. </span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span style="font-size: large;">¿Quién puede recordaros sin suspiros,</span><br />
<span style="font-size: large;">oh principiar de juventud, oh días</span><br />
<span style="font-size: large;">inenarrables, tiernos, cuando entonces</span><br />
<span style="font-size: large;">al turbado mortal primeramente</span><br />
<span style="font-size: large;">sonríen las doncellas, y a porfía</span><br />
<span style="font-size: large;">todo sonríe en torno; envidia calla,</span><br />
<span style="font-size: large;">aún no despierta o es benigna; y casi</span><br />
<span style="font-size: large;">(inusitada maravilla) el mundo</span><br />
<span style="font-size: large;">la derecha le ofrece auxiliadora,</span><br />
<span style="font-size: large;">excusa sus errores y festeja</span><br />
<span style="font-size: large;">su llegada a la vida, y reverente</span><br />
<span style="font-size: large;">muestra que por señor lo acoge y llama?</span><br />
<span style="font-size: large;">¡Fugaces días! ¡Se han desvanecido</span><br />
<span style="font-size: large;">cual relámpago! ¿Y qué mortal ignaro</span><br />
<span style="font-size: large;">puede ser de desgracia, si ha dejado</span><br />
<span style="font-size: large;">esa hermosa estación, si su buen tiempo, </span><br />
<span style="font-size: large;">la juventud, ay, juventud, se ha ido?</span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span style="font-size: large;">¡Oh, Nerina! ¿y de ti quizá no oigo</span><br />
<span style="font-size: large;">a este lugar hablar? ¿Quizá has caído</span><br />
<span style="font-size: large;">tú de mi pensamiento? ¿Dónde has ido,</span><br />
<span style="font-size: large;">que aquí encuentro de ti solo el recuerdo,</span><br />
<span style="font-size: large;">dulzura mía? Ya no puede verte</span><br />
<span style="font-size: large;">esta tierra natal: esa ventana</span><br />
<span style="font-size: large;">donde solías hablarme, esa que ahora </span><br />
<span style="font-size: large;">triste reluce de estelares rayos,</span><br />
<span style="font-size: large;">está desierta. ¿Dónde estás, que no oigo</span><br />
<span style="font-size: large;">tu voz sonar, como en aquellos días,</span><br />
<span style="font-size: large;">cuando cada palabra de tus labios</span><br />
<span style="font-size: large;">que a mí llegase el rostro me solía</span><br />
<span style="font-size: large;">demudar? Otro tiempo. Los días tuyos</span><br />
<span style="font-size: large;">fueron, mi dulce amor. Pasaste. A otros</span><br />
<span style="font-size: large;">el pasar por la tierra hoy ha tocado,</span><br />
<span style="font-size: large;">y el habitar estos fragantes montes.</span><br />
<span style="font-size: large;">Pero veloz pasaste; y como un sueño</span><br />
<span style="font-size: large;">fue tu vida. Danzando ibas; brillaba</span><br />
<span style="font-size: large;">la alegría en tu frente, y en los ojos</span><br />
<span style="font-size: large;">un confiado imaginar, un fuego</span><br />
<span style="font-size: large;">de juventud: los apagó el destino</span><br />
<span style="font-size: large;">y yaciste. ¡Ay, Nerina! Reina en mi alma</span><br />
<span style="font-size: large;">el viejo amor. Si voy a alguna fiesta,</span><br />
<span style="font-size: large;">si asisto a una reunión, me digo a solas:</span><br />
<span style="font-size: large;">Nerina, para fiestas y reuniones</span><br />
<span style="font-size: large;">ya no te arreglas más, ya no te mueves.</span><br />
<span style="font-size: large;">Si vuelve mayo, y ramos y canciones</span><br />
<span style="font-size: large;">van los amantes dando a las muchachas,</span><br />
<span style="font-size: large;">digo: Nerina, para ti no vuelve</span><br />
<span style="font-size: large;">la primavera ya, el amor no vuelve.</span><br />
<span style="font-size: large;">Cada día sereno, cada prado</span><br />
<span style="font-size: large;">que admiro, cada goce que disfruto,</span><br />
<span style="font-size: large;">digo: Nerina ya no goza; el campo,</span><br />
<span style="font-size: large;">el aire, no los ve. Pasaste, eterno</span><br />
<span style="font-size: large;">suspiro mío, pasaste. Que acompañe</span><br />
<span style="font-size: large;">cada idea mía y cada sentimiento,</span><br />
<span style="font-size: large;">los tristes y costosos movimientos</span><br />
<span style="font-size: large;">del corazón, este recuerdo amargo. </span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span style="font-size: large;"><br />
</span><br />
<span style="font-size: large;">Se puede encontrar el texto original de <em>Le ricordanze</em> en www.it.wikisource.org/wiki/canti (leopardi)/le ricordanze</span>Antonio Abellánhttp://www.blogger.com/profile/02574541211453666007noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4303583052373350397.post-58022359088526504412011-04-11T09:30:00.000-07:002011-04-13T10:15:02.344-07:00<span lang="ES-MODERN"><em>TINTERN ABBEY</em>, de William Wordsworth<br />
<span style="font-size: medium;"> <br />
El doctor Johnson tildó de poeta metafísico a John Donne en una época en que la metafísica era todavía una forma aceptada de ficción científica, aunque el mote tuviera origen en una opinión despectiva de John Dryden, el poeta que elogió la Revolución y la Restauración para ejemplo de los muchos que le han seguido. John Donne cantó en los <i>Holy sonnets </i>su amor apasionado por dos extraños seres, padre e hijo, que viven en un tiempo inexistente y tienen un espíritu común, aunque son personas distintas.<br />
<br />
William Wordsworth (1770-1850) también cantó amores peculiares, aunque más terrenos. En <i>Tintern Abbey</i>, el poema cuya traducción presento ahora, Wordsworth expresa su amor a la naturaleza, que roza el panteísmo, y el amor a su hermana Dorothy, que bordea el incesto.<br />
<br />
<i>Tintern Abbey</i> es el último poema del libro <i>Lyrical Ballads</i>, que se publicó en 1798 y contiene veinte composiciones de William Wordsworth y cuatro de Samuel Coleridge. La crítica literaria considera <i>Lyrical Ballads</i> el libro inaugural de la poesía romántica inglesa.<br />
<br />
Sus autores se habían conocido en 1795 y habían establecido una relación de profunda amistad que incluía a Dorothy Wordsworth. Los diarios de ésta, publicados tras su muerte, indican su importante aportación a la elaboración del libro y su estímulo de la capacidad creativa de ambos poetas. <br />
<br />
William Wordsworth había visitado en 1793 la comarca de Gales donde se hallan las ruinas de la abadía de Tintern, que no aparece en el poema, salvo en las palabras del título. Cinco años más tarde, vuelve al lugar con Dorothy y recoge en un poema las emociones de la primera visita y las de la segunda. Aunque <i>Lyrical Balladas </i>ya está listo para la edición, Wordsworth incorpora <i>Tintern Abbey</i> para cerrar el libro.<br />
<br />
LÍNEAS COMPUESTAS UNAS POCAS MILLAS MÁS ALLÁ DE TINTERN ABBEY, VOLVIENDO A LAS ORILLAS DEL WYE DURANTE UN VIAJE. 13 DE JULIO DE 1798.<br />
<br />
¡Cinco años ya, cinco veranos largos<br />
como largos inviernos! De nuevo oigo<br />
estas aguas rodar desde su fuente <br />
con un suave murmullo. Otra vez veo<br />
estos riscos abruptos y empinados,<br />
que en un lugar salvaje y solitario<br />
sugieren el retiro más profundo<br />
y conectan el cielo y el paisaje.<br />
Llega el día y reposo aquí de nuevo<br />
bajo este oscuro sicomoro y miro<br />
estas manchas de chozas y de huertos <br />
que, en la estación, sin madurar sus frutos,<br />
se visten de un matiz verde, y se pierden<br />
entre sotos y bosques. Veo de nuevo<br />
estos setos, más bien breves hileras<br />
de bosque juguetón hecho silvestre;<br />
granjas, hasta la misma puerta, verdes,<br />
y espirales de humo entre los árboles, <br />
que se eleva en silencio. Con dudosa<br />
vigilancia, según puede esperarse <br />
de errantes moradores de los bosques<br />
o de algún ermitaño que, en su cueva,<br />
se sienta solitario junto al fuego.<br />
<br />
Estas formas, en una larga ausencia,<br />
no han sido para mí como un paisaje<br />
a los ojos de un ciego; con frecuencia<br />
en espacios aislados y entre el ruido<br />
de pueblos y ciudades, me han traído<br />
en horas lasas sensaciones dulces, <br />
sentidas en la sangre y aun pasadas<br />
del corazón hasta la misma mente,<br />
con un tranquilo alivio; sentimientos<br />
de placer olvidado, quizá tales<br />
como tener influjo no liviano<br />
en la vida mejor de un hombre bueno, <br />
sus pequeños, sin nombre, y olvidados<br />
actos de amor y de bondad. No menos<br />
a ellas debo otro don aun más sublime;<br />
ese bendito humor en el que el peso<br />
del misterio, la carga áspera y dura <br />
de este ininteligible mundo todo,<br />
se ilumina; ese humor bueno y sereno<br />
en el que los afectos nos conducen<br />
casi a la suspensión de nuestro aliento<br />
e incluso del fluir de nuestra sangre,<br />
nos echamos dormidos en el cuerpo<br />
y somos un espíritu viviente, <br />
mientras, con ojos hechos a la calma<br />
por el poder de la armonía y el gozo,<br />
escrutamos la vida de las cosas. <br />
<br />
Si esto es vana creencia, sin embargo,<br />
a oscuras o a la triste luz del día<br />
en sus múltiples formas, cuántas veces, <br />
cuando la inútil y molesta brega,<br />
y la fiebre del mundo están pendientes<br />
del palpitar del corazón, mi mente<br />
ha vuelto a ti, silvestre Wye, que vagas<br />
a través de los bosques, cuántas veces<br />
he vuelto a ti en espíritu. <br />
Y ahora,<br />
con chispas de muy tenues pensamientos,<br />
con recuerdos borrosos y apagados, <br />
y una perplejidad un poco triste,<br />
la imagen de la mente resucita, <br />
mientras estoy aquí de pie, sintiendo<br />
no sólo el gran placer presente, sino <br />
que en este instante hay vida y alimento<br />
para futuros años. Y así espero,<br />
aunque distinto del que fui, sin duda,<br />
cuando llegué primero a estas colinas;<br />
cuando saltaba, corzo, en las montañas,<br />
junto a ríos profundos, junto a arroyos,<br />
con la naturaleza como guía;<br />
más como hombre que escapa a lo que teme<br />
que el que busca las cosas que él amaba. <br />
Pues la naturaleza entonces era<br />
(idos todos los ásperos placeres<br />
de la niñez y sus alegres brincos)<br />
para mí todo en todo. Yo no puedo<br />
pintar lo que era entonces. Me atraía<br />
la rugiente cascada. La alta roca,<br />
la montaña y el hondo, oscuro bosque,<br />
sus colores y formas me incitaban<br />
un deseo, un amor y un sentimiento<br />
que no necesitaba de otro encanto<br />
del pensamiento, ni interés alguno<br />
salvo el de la visión. Pasó ese tiempo,<br />
y ya no están sus goces dolorosos<br />
y sus éxtasis locos. No por esto<br />
me duelo, ni murmuro, que otros dones<br />
han seguido a esa pérdida; los creo<br />
recompensa abundante. He aprendido<br />
a ver el mundo, no como en la hora<br />
de alegre juventud, sino escuchando<br />
la suave y triste música del hombre,<br />
sin asperezas, aunque con poderes<br />
de castigar y someter. Y siento<br />
una presencia que me mueve al goce<br />
de nobles pensamientos, un sentido<br />
de algo que está unido fuertemente,<br />
cuyo albergue es la luz de los ocasos,<br />
y el arqueado mar, y el aire vivo,<br />
y el cielo azul, y la razón del hombre;<br />
una moción y espíritu que impulsa<br />
a los seres pensantes y pensados <br />
y que rueda a través de toda cosa.<br />
Por tanto soy amante todavía<br />
de praderas, y bosques, y montañas;<br />
y de todo cuanto hay que conozcamos<br />
en esta tierra verde; del gran mundo<br />
del oído y la vista, que crean ambos<br />
lo percibido. Reconozco a gusto<br />
en la naturaleza y los sentidos<br />
el ancla de mis más puras ideas,<br />
la guía y el guardián de mis afectos,<br />
y el alma de mi ser moral entero.<br />
<br />
Ni por azar, aun no aprendido esto,<br />
decaería mi talante afable,<br />
porque tú estás conmigo en las orillas<br />
de este río, mi más querida amiga, <br />
querida amiga, y en tu voz percibo<br />
el resonar de mi pasión antigua;<br />
leo en la luz de tu mirar salvaje<br />
mis placeres antiguos. ¡Aún un poco<br />
pueda yo ver en ti lo que yo fuera, <br />
querida hermana! Y hago esta plegaria<br />
sabiendo ya que la naturaleza<br />
nunca traiciona el corazón que la ama;<br />
es privilegio suyo conducirnos<br />
de goce en goce en toda nuestra vida;<br />
pues puede así inspirar la mente nuestra,<br />
así inculcar tranquilidad, belleza,<br />
y alimentar los altos pensamientos,<br />
de modo tal que ni las malas lenguas,<br />
ni juicios imprudentes, ni sarcasmos<br />
egoístas, ni hipócritas saludos,<br />
ni el triste curso de la vida diaria<br />
prevalezca jamás contra nosotros<br />
o nuestra alegre lealtad perturbe,<br />
que todo aquello que miramos lleno<br />
está de bendiciones. ¡Que la luna<br />
te alumbre en tu paseo solitario;<br />
que los brumosos vientos de montaña<br />
te soplen en el rostro, y otros años,<br />
cuando estos locos éxtasis maduren<br />
en un sobrio placer, cuando tu mente<br />
sea mansión de toda forma amable,<br />
tu memoria será como un albergue<br />
para todos los sones y armonías!<br />
¡Si el miedo, o el dolor, o el estar sola<br />
reclaman su porción, con qué alegría<br />
te acordarás de mí y de mis consejos!<br />
¡Y si estuviera donde ya no pueda <br />
oír tu voz ni ver en tu mirada<br />
reflejos de mi ayer, recuerda entonces<br />
que a orillas de esta plácida corriente<br />
hemos estados juntos, que, devoto<br />
de la naturaleza, aquí me vine<br />
tenaz en su servicio; mejor dices<br />
con un ardiente amor, con hondo celo<br />
del más sagrado amor. Recuerda entonces<br />
que, tras mucho vagar y mucha ausencia,<br />
estos abruptos bosques y altos riscos <br />
y este paisaje pastoral los amo<br />
también por la presencia tuya en ellos!<br />
<br />
Se puede encontrar el texto original de<em> Tintern Abbey</em> en <a href="http://www.blupete.com/">http://www.blupete.com/</a>.<u> </u></span></span>Antonio Abellánhttp://www.blogger.com/profile/02574541211453666007noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4303583052373350397.post-66378599980145903652011-03-31T09:20:00.000-07:002011-04-05T02:44:03.380-07:00SONETOS SACROS, de John Donne<div align="center"><br />
</div><span style="font-size: medium;">La poesía es la letra de la canción, aunque hace mucho tiempo que se independizó de ella. Los aedos cantaban las epopeyas de Homero. La <i>Eneida </i>ya no se cantó, al parecer. Volvieron a cantar los trovadores de Provenza, y luego los madrigalistas del Renacimiento, y la ópera.<br />
<br />
Aunque no se cantara, la poesía conservó casi intacto su carácter oral hasta bien entrado el siglo XX. Ni siquiera el ‘poema tipográfico’ de Mallarmé <i>Un coup de dés jamais n’abolira le hasard, </i>en el que se juega con el tamaño de los tipos y su disposición en la página, cuestiona ese carácter. Dice el poeta en el prefacio: "La diferencia de los tipos de imprenta<i> </i>entre el motivo preponderante, uno secundario y adyacentes dicta su importancia a la emisión oral y la situación, en medio, arriba o abajo de la página, marcará que sube o baja la entonación." Más adelante, Mallarmé reconoce que "el intento participa de objetivos particulares y caros a nuestro tiempo, el verso libre y el poema en prosa." Los objetivos de Mallarmé y su tiempo triunfaron a la larga, sobre todo en el caso del verso libre. El poema en prosa, si es lo mismo que el oxímoro llamado prosa poética, no ha tenido gran éxito, al menos en España. Salvo ilustres excepciones (Juan Ramón Jiménez, Gabriel Miró) es casi siempre prosa redicha.<br />
<br />
El verso libre ha afectado mucho a la traducción de poesía. Antes de su aparición, la poesía se traducía en verso, es decir "conjunto de palabras sujeto a medida y cadencia", a pesar de la sensata advertencia de Dante: "Y, sin embargo, sepa cada uno que ninguna cosa armonizada por vínculo musaico se puede trasladar de su lengua a otra, sin romper toda su dulzura y armonía." Ningún traductor niega esa pérdida; sólo trata de aminorarla. Traducir poesía en prosa es limitarse a informar de su contenido semántico. Una traducción así no puede cantarse ni recitarse; niega el carácter oral de la poesía.<br />
<br />
He disfrutado traduciendo los <i>Holy Sonnets </i>de John Donne (1572-1631), el poeta conceptista inglés, o mejor metafísico, según la arbitraria calificación del Dr. Johnson. Izaak Walton, que escribió su biografía en 1640, dice que vivió varios años en Italia y España y que "regresó perfecto en sus lenguas." También he leído que tenía un libro de poesía de San Juan de la Cruz.<br />
<br />
Los <i>Holy Sonnets</i> están escritos en pentámetros yámbicos (un yambo es un pie de dos sílabas, una átona y otra tónica), el verso clásico de Chaucer, Shakespeare, Wordsworth, etc. El soneto inglés difiere del italiano y español: consta de tres cuartetos y un pareado, en lugar de dos cuartetos y dos tercetos. La diferencia afecta básicamente a la organización de las rimas. Aunque he traducido los sonetos en endecasílabos blancos, he mantenido la disposición tipográfica inglesa porque el pareado final (<i>heroic couplet</i>) condensa casi siempre la resolución del concepto planteado.<br />
Verter un soneto inglés en un soneto español supone siempre una pérdida, por pequeña que sea, de significado. Por ejemplo, en el segundo cuarteto del soneto II, el poeta se declara <i>son, servant, sheep, image </i>y <i>temple </i>de Dios. Sólo <i>sheep</i> ha caído en la versión española, con una declaración por verso. En los dos primeros versos del soneto XI hay seis verbos. No he logrado incluir <i>buffet, </i>abofetear. En el soneto XIII <i>the picture of Christ crucified</i> se ha quedado en ‘el crucifijo’. Una pérdida de sentido más grave es la del último verso del segundo cuarteto del soneto XV, donde he traducido <i>Sabbath’ endless rest</i> por ‘descanso’. El segundo verso del segundo cuarteto del soneto XVII <i>To seek thee, God; so streams do show the head </i>lo he traducido "para buscarte, Dios, como venero". Creo, en todo caso, que estas pérdidas no afectan al concepto particular de ninguno de los sonetos, que he procurado salvar de todos los accidentes.<br />
En el margen de esta página se puede encontrar <i>Sonetos sacros</i>, mi traducción de John Donne. El texto original, <i>Holy Sonnets</i>, se puede ver en <a href="http://www.luminarium.org/">http://www.luminarium.org/</a> </span><span style="font-size: x-small;"></span>Antonio Abellánhttp://www.blogger.com/profile/02574541211453666007noreply@blogger.com0